La jalea real es otro de los alimentos que surgen de la riqueza de las abejas. Está elaborado en la colmena por abejas obreras especializadas (nodrizas) a partir de polen, miel y agua que mezclan con la secreción de sus glándulas hipofaríngeas.
Se extrae de las celdas reales donde las abejas obreras la depositan como alimento para las larvas y la abeja reina. Hoy en día su producción se realiza como un cultivo apícola, es decir, se separa la abeja reina para que las abejas crean que deben producir una nueva abeja reina. Se introducen en la colmena paneles con celdas artificiales (cúpulas) en las que se ponen larvas recién nacidas. Las abejas nodrizas llenan las cúpulas con jalea real para que salgan nuevas reinas. Estas celdas artificiales se retiran de la colmena a los tres días, y la jalea real se extrae por aspiración después de separar las larvas que se reintegran a la colmena.
Con todo este proceso, explica María José Alonso, vocal de Fitoterapia del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, se obtiene una sustancia muy rica en nutrientes, que contiene vitaminas y minerales, aminoácidos esenciales y no esenciales necesarios para los periodos de crecimiento y ácidos grasos esenciales, que también tienen función metabólica y hormonal.
Entre estos ácidos grasos destaca el ácido 10-hidroxi-2-decenoico (10-HAD), que constituye hasta el 15 por ciento de toda la jalea real, y además de ser un indicativo de su calidad, ayuda al sistema de defensa del organismo, según se refleja en diversos estudios. Así, Alonso subraya que debido a este aporte de nutrientes se considera “una ayuda para el organismo en la realización de diversos procesos metabólicos y de reparación del organismo así como en periodos de crecimiento”. También es útil como tonificante, para recuperar la energía y el tono en los momentos en que el cuerpo está bajo de energía como sucede con la llegada de la primavera (astenia), los momentos de estrés, cuando se realiza una actividad deportiva intensa y en periodos de convalecencia o fatiga intelectual. “Se le atribuye acción tónica y reconstituyente y de recuperación del equilibrio fisiológico”, concluye la también miembro de la junta directiva del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito).
Respecto a cuándo se debe tomar, es recomendable como prevención de desgaste o como refuerzo en situaciones de cansancio, exceso de trabajo físico o intelectual, estrés y como complemento de dietas de control de peso. También es beneficiosa como refuerzo en los cambios de estación. Por ello, pueden tomarla todas las personas saludables con necesidades aumentadas de nutrientes aunque la especialista apunta que para los niños existen preparados especialmente dosificados, si bien debe tenerse en cuenta que a los pequeños no se les debe dar ningún complemento alimenticio sin supervisión del pediatra. Con todo, no deben tomarla personas con alergia a los productos de las abejas y, como todos los complementos alimenticios, si se tiene alguna enfermedad hay que consultar al médico antes del tratamiento.
Fuente: www.estarbien.com, 30-3-2012