El ácido lipoico, al igual que que el ácido graso omega-3 EPA pueden favorecer la pérdida de peso y mejorar la inflamación. Es la principal con un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn), de la Universidad de Navarra.
El ácido lipoico es una sustancia que produce naturalmente nuestro organismo y que también ingerimos a través de alimentos como los tomates, las espinacas, el hígado o las coles de Bruselas, así como el ácido graso omega-3 EPA (presente en pescados grasos y pescados azules) favorecen la pérdida de peso y mejoran la inflamación asociada a obesidad. Es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo por la investigadora Ana Elsa Huerta, en el Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra.
Según la investigadora, El ácido lipoico, junto con una dieta hipocalórica, podría resultar efectivo para promover tanto la pérdida peso como la pérdida de masa grasa.
La suplementación dietética con ácido lipoico podría mejorar algunos marcadores sistémicos de inflamación relacionados con el riesgo cardiovascular en personas que sufren sobrepeso u obesidad, independientemente de que estas logren o no perder peso con la ingesta adicional de estos suplementos.
“En nuestro trabajo observamos que este ácido puede prevenir la disminución de la leptina, de modo que podría ser útil para prevenir esa recuperación del peso anterior que sufren algunas personas al finalizar una dieta”, destaca la nueva doctora de la Facultad de Farmacia y Nutrición.
El estudio, que ha formado parte de su tesis doctoral, parece indicar también que el EPA, un ácido graso omega-3, tendría un efecto positivo en la regulación de la leptina, una hormona que participa en los mecanismos de saciedad del cuerpo. Precisamente esta hormona está relaciona con el temido efecto rebote, por el cual tras finalizar una dieta se recupera de nuevo el peso anterior e incluso se supera.
La obesidad, además de asociarse a un exceso de masa grasa, está ligada a otras enfermedades cardiovasculares y metabólicas, lo que lleva a pensar que estas pueden tener su origen precisamente en esa inflamación y en el estrés oxidativo. Todas estas premisas deben confirmarse para seguir avanzando en nuevos compuestos efectivos contra la obesidad.
Los autores del estudio remarcan que estos trabajos deben completarse con nuevas investigaciones que confirmen si el ácido lipoico ayuda a contrarrestar la inflamación del tejido adiposo (graso).