Del 1 al 7 de agosto se celebró en todo el mundo la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Nuevamente se reivindicó que se facilitaran medios que hicieran posible la manera más nutritiva y natural de alimentar a los bebés en el conjunto de la sociedad mundial. Entre las diferentes iniciativas que se llevaron a cabo a nivel global en la red estuvo activo en Twitter el hastag #Breastfeeding, en el cual mujeres y organizaciones de todo el mundo comparten imágenes y experiencias para reivindicar la lactancia.
En 1979 UNICEF y la Organización Mundial de la Salud establecieron un Código Internacional de Sucedáneos de la Leche Materna. Dos años más tarde la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) aprobó dicho documento y en la Conferencia Internacional de Nutrición, que se celebró en Roma, se puso de relieve que, para conformar estrategias efectivas con el fin de frenar la desnutrición, el fomento de la lactancia materna podría ser una de las acciones más útiles.
Para aumentar los índices de la lactancia materna en el mundo se implementó ese Código Internacional que, 25 años después, sigue siendo la piedra angular para las autoridades de salud pública a la hora de regular algunas normas básicas como:
– No anunciar sucedáneos de leche materna, biberones, ni tetinas.
– No obsequiar muestras gratuitas a las madres.
– No realizar promociones en los sistemas de salud, que incluye el no ofrecer suministros de fórmula gratis o a bajo costo.
– No permitir que se entreguen donaciones o muestras gratuitas a las/los trabajadoras/os de la salud.
– No utilizar fotografías de bebés, ni palabras que idealicen la alimentación artificial en las etiquetas de los productos; la información provista a las/los trabajadoras/es de la salud debe ser científica y objetiva.
– La información sobre alimentación artificial, incluyendo la que aparece en las etiquetas, deberá explicar los beneficios y superioridad de la lactancia materna y alertar sobre los peligros relacionados con la alimentación artificial.
Actualmente, a pesar de los avances sociales significativos que se han conseguido, las madres continúan teniendo problemas para poder conciliar la vida laboral, activa y familiar con la lactancia. Aún así, se están produciendo ciertos cambios en las legislaciones de los países que siguen en camino de implementar medidas para la protección de la lactancia siguiendo las recomendaciones de la Declaración de Innocento del año 1990, y se están dando pasos para “aprobar leyes innovadoras que protejan los derechos de amamantamiento de las trabajadoras y establecer los medios para su aplicación“.
Fuente: Noticias SemFYC Nº 116. Hacia una senda sostenible y resistente