El lavado de sangre es la práctica fundamental que Manuel Lezaeta Acharán, profesional naturista chileno, recomendaba para restablecer el equilibrio térmico del organismo, objetivo prioritario de su doctrina térmica de la salud. Consiste en una serie de reacciones nerviosas y circulatorias provocadas por frecuentes abluciones de agua fría sobre la piel previamente calentada por el vapor. Alternando calor y frío sobre la piel se obtienen sucesivas congestiones y déficits de sangre en la superficie e interior del cuerpo, por lo que se produce un flujo y reflujo sanguíneo del interior a la superficie y viceversa, permitiendo realizar así un verdadero lavado de sangre por exhalación o transpiración a través de los millares de poros de la piel. Es la aplicación ideal para todos aquellos enfermos de carácter crónico (artríticos, urémicos, reumáticos, …) cuya sangre está sobrecargada en exceso de sustancias extrañas al organismo.
Acceso al artículo: Pedro Ródenas. Lavado de sangre según Lezaeta. Medicina naturista, ISSN 1576-3080, Vol. 2, Nº 2, 2008, págs. 16-19.
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