Una reciente investigación avala el uso de esta especia en el tratamiento de la patología cutánea al tener la misma eficacia y menos efectos secundarios que las cremas y terapias farmacológicas actuales. Los expertos secundan el estudio, pero recuerdan que se ha llevado a cabo en un ambiente de laboratorio, muy diferente a la piel humana.
Su aroma embriagador se ha empleado, tradicionalmente, en la elaboración de multitud de guisos, pero detrás del tomillo se esconde un valor terapéutico desconocido para la población. Para Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidenta del centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito), «el tomillo se ha utilizado para el tratamiento de afecciones del tracto respiratorio y en alteraciones de la piel y mucosas, principalmente por sus propiedades expectorantes, antiespasmódicas, antiinflamatorias y antisépticas».
Precisamente, su uso a nivel tópico ha llevado a un grupo de investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) a demostrar que una simple preparación a base de tomillo puede servir como tratamiento del acné con la misma eficacia que las cremas y tratamientos farmacológicos que hay en el mercado, según se puso de manifiesto en el marco del Congreso de la Sociedad de Microbiología General que se celebró en Dublín a finales de marzo.
Margarita Gómez-Escalada, investigadora principal del departamento de Microbiología y Genética de la citada Universidad y su equipo compararon la efectividad de tres plantas –tomillo, mirra y caléndula–, para matar la bacteria «propionibacterium acnés», responsable de infectar los poros de la piel formando una obstrucción y, por tanto, la consecuente espinilla.
Los investigadores crearon unas soluciones de alcohol para sumergir a cada una de las plantas durante varias semanas y encontraron que, aunque todas lograron destruir la bacteria del acné a los cinco minutos de exposición, la más efectiva fue el tomillo. En declaraciones a este semanario, Gómez-Escalada explica que «las tinturas –soluciones de la planta en alcohol a diferentes concentraciones– de tomillo, caléndula y mirra han sido recetadas por herboristas durante mucho tiempo para combatir el acné, así como el tratamiento de otras infecciones de la piel. Se aplican como un tónico sobre la piel. Una vez estudiamos las tres plantas nos decantamos, según mostraron nuestros experimentos, por el tomillo, porque era la más eficaz para “destruir” las bacterias asociadas con el acné».
Alternativa
Aunque el estudio se encuentra todavía en fase preliminar y deben realizarse más pruebas para confirmar los resultados, este hallazgo podría servir de alternativa a las cremas antibacterianas disponibles en la actualidad basadas en un compuesto químico, peróxido de benzoílo. A este respecto, Gómez-Escalada sostiene que los efectos secundarios del componente actual «está asociado a irrigación de la piel, sensibilidad y enrojecimiento. La preparación de tomillo, y aun teniendo una gran cantidad de alcohol, posee propiedades antiinflamatorias y astringentes».
Las reacciones a esta investigación no se han hecho esperar y, según la doctora Ana Molina Ruiz, del servicio de Dermatología de la Fundación Jiménez Díaz en Madrid y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) «son resultados interesantes, pero el estudio se ha llevado a cabo en un ambiente de laboratorio que es muy diferente al de la piel humana. Lo único que se ha conseguido es reducir el número de bacterias en la muestra, pero en el acné están implicados otros factores como la producción de sebo o la respuesta antiinflamatoria, entre otros».
Fuente: www.larazon.es, 22-4-2012