Un equipo de investigadores dirigidos por Celso Carvalho, de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (Brasil), ha realizado un estudio en el que participaron 43 personas de 20 a 59 años de edad que sufrían de asma moderado o grave. Fueron asignados al azar a dos grupos, uno de los cuales realizaba 30 minutos de ejercicios de respiración tipo yoga dos veces por semana, mientras que el segundo grupo hacía los ejercicios de respiración más una sesión de 35 minutos en una cinta caminadora, dos veces por semana.
Tras tres meses, los pacientes del grupo que practicaron el ejercicio aeróbico mostraron una mayor reducción en la gravedad del asma, mejoró su hiperreactividad bronquial (velocidad con que las vías respiratorias se contraen en los asmáticos) y tuvieron un mayor grado de mejoría en su calidad de vida. Además, los niveles de proteínas vinculadas con la respuesta inflamatoria, que son clave para el asma, también se redujeron en los que practicaron el ejercicio aeróbico.
Los autores concluyen que es recomendable que los pacientes con asma practiquen ejercicio físico de forma habitual, ya con ello mejora su forma física, aumenta su calidad de vida y se reduce la necesidad de utilizar inhaladores. Sugieren que añadir el ejercicio como terapia adyuvante al tratamiento farmacológico podría mejorar la evolución del asma, en contra de la opinión generalizada entre muchos pacientes, que creen que puede provocarles una exacerbación de la enfermedad.
Fuente: HealthDay, 12 de junio, 2015