
El glifosato es el principio activo del herbicida más vendido en el mundo para la agricultura, silvicultura, jardinería y para aplicación doméstica. Su patente expiró en 2000. Monsanto. La empresa propietaria de la marca también ha patentado en algunos países cereales como soja, maíz, sorgo, canola, alfalfa, algodón, y trigo de la variedad transgénica RR (Roundup Ready), tecnología que permite la aplicación del herbicida sin afectar el cultivo. En 2005, 87 % del cultivo de soja de EE.UU. Desde hace décadas se vienen denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana, aunque las autoridades nunca han llegado a tomar medidas. En marzo de 2015 la Agencia para la Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer, IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Según la agencia, hay “evidencia limitada” de que puede producir linfoma no-Hodgkin en seres humanos y hay pruebas “convincentes” de que puede causar cáncer en animales de laboratorio. También se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.
Los científicos han detectado la presencia de este “probable” carcinógeno humano en el aire, la lluvia, e incluso en nuestros cuerpos. Entre los principales grupos de riesgo y más vulnerables se encuentran los agricultores y sus familias, especialmente los bebés y niños pequeños.
La autorización para el uso del glifosato en la Unión Europea termina en diciembre de 2015, por lo que se encuentra en un proceso de reevaluación. Con este motivo, Greenpeace está llevando a cabo una campaña de recogida de firmas para que se prohiba el uso del glifosato.
Más información sobre el glifosato:
– Wikipedia glifosato
– Informe Greenpeace: Los plaguicidas y nuestra salud: una preocupación creciente