El cansancio y la falta de energía, principales síntomas al llegar la primavera
La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), tras realizar una encuesta a más de 2.400 personas, concluye que un 20% de ellas sufre astenia primaveral, que se manifiesta con una sensación de cansancio y falta de energía al llegar la primavera. Otros síntomas frecuentes asociados a este cambio de estación son la falta de concentración, dolor de cabeza y somnolencia. El 85% de la población presenta alguno de ellos, según los resultados de la encuesta.
“La astenia primaveral se debe a una alteración de los ritmos circadianos, que generan unos cambios en la producción de endorfinas, serotonina, melatonina y otras sustancias del sistema nervioso, lo que provoca una sensación de decaimiento físico e intelectual”, explica el doctor Miguel Martín Almendros, coordinador del Grupo de Trabajo de Fitoterapia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN). Es un trastorno adaptativo, “hasta que el organismo se autorregula y se acomoda al nuevo entorno.
Con la primavera astronómica, el día se alarga y coincide con el adelanto de una hora en los relojes para ajustarse al horario de verano. Nuestro organismo percibe estos cambios y necesita adaptarse a las nuevas condiciones de luminosidad y temperatura primaverales ajustando el reloj interno. Algunas personas apenas sienten este ajuste en su cuerpo, pero otras de pronto se sienten cansadas, desganadas, sin interés por lo que estaban haciendo, duermen mal por la noche y por el día están irritables y con problemas de concentración… De hecho, un 36% de los encuestados afirma notar síntomas de cansancio o falta de concentración o energía con el adelanto de la hora en primavera. Y subraya que adoptar –o reforzar si ya se siguen el resto del año– algunas pautas de vida saludable puede ayudar a que la adaptación a la primavera cueste unos días en lugar de dos o tres semanas. El cambio de hora también influye “ya que el organismo tiene que acostumbrarse al mayor número de horas de luz y a la subida de temperaturas”, indica el doctor Martín Almendros. Hay personas que se ven más afectadas que otras, como por ejemplo las alérgicas “ya que es cuando aparecen la congestión nasal y dificultades respiratorias asociadas a la polinización, lo que aumenta el malestar”. También las que tienen más estrés, problemas familiares o personales. La encuesta realizada por la SEDCA concluye que son las mujeres las que más sufren cansancio y falta de energía. Por edad, a partir de los 45 años.
Recomendaciones médicas
Un desayuno reconstituyente
El desayuno es la “comida más importante del día, debe aportar el 25% de toda la ingesta diaria. Un desayuno completo nos va a ayudar a tener más energía y hacer frente a la actividad diaria en mejores condiciones”, asegura Rosa García Alcón, secretaria científica de la SEDCA. Una investigación realizada en Reino Unido y publicada en el último número de The American Journal of Clinical Nutrition concluye que el desayuno conduce a una mayor actividad física durante la mañana. Asimismo, una reciente revisión de estudios publicada en The Proceedings of The Nutrition Society confirma que su omisión puede reducir las actividades cotidianas y el rendimiento en el ejercicio físico durante todo el día. Según estimaciones de la SEDCA uno de cada cinco españoles no desayuna a diario y más de la mitad de los desayunos no se componen de los alimentos necesarios. “Solo el 20% de las personas incorporan fruta o cereales”, apunta García Alcón. Para que sean energéticos y completos es necesario que tengan todos los grupos de alimentos, es decir, “hidratos de carbono, como el pan o los cereales; proteínas, como los lácteos, fiambre de pavo o huevos; lípidos, como puede ser aceite de oliva; así como vitaminas y minerales, como los que aportan las frutas”, afirma. “Con el cambio estacional, y más en concreto con el cambio de hora, el cuerpo se desadapta y necesita energizarse, de modo que gana más relevancia si cabe hacer un buen desayuno con alimentos saludables y reconstituyentes”, apunta el doctor Martín Almendros. Plátanos, fresas, frutos secos, pan con miel, avena u otros cereales son algunas de sus recomendaciones. También se muestra partidario de incluir en la dieta algunos complementos nutricionales como polen, levadura de cerveza, germen de trigo y lecitina de soja.
Seguir unos horarios fijos en cuanto a descanso y alimentación para que el organismo recupere el equilibrio.
Realizar cinco comidas al día para evitar bajadas de glucosa que pueden a aumentar la sensación de fatiga y afectar al estado de ánimo. Seguir una alimentación equilibrada y variada con alimentos que aporten energía y sean ricos en antioxidantes como los frutos rojos, el tomate, las naranjas, etc. Tomar alimentos frescos y evitar los productos preparados o que sobrecarguen el aparato digestivo como los fritos o embutidos grasos.
Más hidratación
El especialista de Fitoterapia de Semergen recuerda que con la irrupción de la primavera también se producen cambios de humedad ambiental que afectan al organismo, de modo que conviene cuidar especialmente la hidratación y esforzarse por beber agua en abundancia, en especial las personas mayores.
Sueño regular
Dormir 7 a 8 horas diarias ayuda al organismo a adaptarse mejor al cambio. Es aconsejable que pasen unas tres horas desde la cena para irse a dormir, tener una temperatura adecuada en la habitación (unos 18ºC) y procurar acostarse siempre a la misma hora. El cambio al horario de verano rompe los hábitos de sueño que se han mantenido durante el invierno, pero conviene ajustarlos y regularizarlos lo antes posible estableciendo unos nuevos horarios fijos para acostarse y levantarse. “También es importante vigilar que no se tenga un exceso de luminosidad al dormir y cerrar las persianas para no despertarnos por la claridad”, indica Martín. Y recuerda que para disfrutar de un buen descanso es imprescindible no acostarse recién cenado para que, como consecuencia de la digestión, el aparato digestivo no reste riego sanguíneo al sistema nervioso central y el cerebro pueda consumir el oxígeno y la glucosa que necesite.
Ejercicio aeróbico
El arranque de la primavera no es el mejor momento para ponerse a hacer ejercicio intenso cuando no se está acostumbrado a ello porque puede contribuir a acentuar el cansancio característico de la astenia. “Pero sí resulta fundamental dedicar unos 30 minutos al día a una actividad suave que nos ayude a tonificar el cuerpo y a generar endorfinas, como puede ser andar, nadar, correr o bailar”, dice Martín.
Actividades placenteras
Otro de los consejos para minimizar la desgana primaveral es incluir en la agenda diaria, por apretada que esté, alguna actividad que nos resulte placentera y que nos proporcione dosis extras de endorfinas.
Jalea real
Este complemento nutricional aporta vitaminas A, B, C y E, minerales y oligoelementos (fósforo, selenio, hierro, cobre, calcio y potasio), aminoácidos (lisina, leucina, metionina, fenilalamina, treonina, triptófano y valina) y un ácido graso no saturado, el 10-hidroxidecenoico (HDC) con propiedades antibacterianas y antifúngicas. “Estimula las defensas, aporta energía, reduce la sensación de fatiga, incrementa la resistencia física y mental, además de otros muchos beneficios”. En el caso de personas mayores o que toman medicamentos, aconseja acudir al médico para conocer la dosis adecuada o si la jalea puede interferir con otros medicamentos.
Fuentes: