Fuente: BBC News Mundo, 18/12/2018
Un estudio de la Universidad de Oxford, en colaboración con la de Liverpool ha descubierto que acariciar suavemente a un bebé reduce la actividad cerebral asociada con experiencias dolorosas.
Los investigadores monitorizaron la actividad cerebral de 32 bebés al tiempo que les pinchaban para realizarles un análisis de sangre. A la mitad de ellos se les acarició de antemano con un cepillo suave. Este grupo de bebés mostró un 40% menos de actividad de dolor en su cerebro.
Según explica la doctora Rebeccah Slater, parte del equipo que llevó a cabo el análisis, el tacto parece tener un potencial analgésico sin riesgo de desencadenar efectos secundarios.
Además, el experimento concluyó que la velocidad óptima para reducir el dolor en los bebés era de aproximadamente 3 centímetros por segundo y al parecer los padres tienden a acariciar a sus bebés intuitivamente a esta velocidad, lo que hace que se activen una clase de neuronas sensoriales en la piel llamadas fibras aferentes C-táctiles. Anteriormente se había demostrado que estas neuronas reducen el dolor en los adultos, pero no se sabía si los bebés tenían la misma respuesta o era un efecto que se desarrolla con el crecimiento.
Trabajos anteriores habían demostrado que el contacto físico puede aumentar el vínculo entre los padres, disminuir el estrés tanto para los padres como para el bebé y reducir la duración de la estancia en el hospital”, recordó la doctora.
El mismo equipo planea ahora llevar a cabo nuevos estudios en la Universidad de Oxford para investigar si las caricias de sus padres reducir también el dolor en bebés prematuros.